Para quienes no me conozcáis, soy Inés, la profesora de flauta y coro de algunos de los habitantes de nuestro bosque musical.

Y estoy aquí para compartir con vosotros un nuevo proyecto en el que he participado.

Desde octubre de 2018 formo parte, como instrumentista, del grupo de músicos que lleva a cabo el montaje de La Fura dels Baus de Carmina Burana, de Carl Orff. Se trata de un espectáculo muy interesante, con danza, proyecciones, acción teatral… pero sobre todo ¡un gran reto para mí!

Formar parte de un gran montaje en el que todo debe estar absolutamente sincronizado, acostumbrarte a los micrófonos y la amplificación, tocar mientras te mueves en escena, que tu música y tu movimiento sean uno, subir y bajar escaleras flauta en mano sin perder «el compás» (¡yo, la patosa de la casa!), responder a los millones de imprevistos que van a surgir durante la función, maquillarse (¡con pincel!) y sin tiempo para corregir posibles desastres estéticos, mantener la concentración para buscar el timbre preciso en el momento justo aunque una grúa sobrevuele tu cabeza y los técnicos vayan y vengan a tu alrededor, no tropezar con el vestido (una vez más, la patosa), controlar la mirada y el gesto no solo para que suene lo que quieres que suene sino también para tus ojos lo subrayen… Todo eso es nuevo para mí.

¡Y no solo retos ha habido en el camino!

También he aprendido muchísimas cosas: hacer la maleta para tres días rápido y sin lamentarlo y memorizar bien dónde está cada cosa en el backstage del teatro para no tener que decirle a cualquiera en un pasillo «lo siento, me he perdido» (¡por qué no serán todos iguales!) son algunos de los extras que implica «»ir de gira».

Ha sido un curso duro, pero también ha sido un año divertidísimo gracias a esta gira: Bilbao, Málaga, Valencia, Barcelona, Murcia, Madrid… ¡Y parece que el viaje continúa!

Cuando empezaron los ensayos, no imaginaba que podría crearse un grupo tan cercano, cooperativo, diverso, amable, profesional. Sé que no todo es producto de la suerte, y que cuando se fomenta el cariño, la profesionalidad y el respeto, las personas sacan lo mejor de sí (como en esta escuela ;)). Pero, aun así, no dejo de sorprenderme y de sentirme agradecida por haber formado parte de esta compañía.

Hacer música nos regala tantas cosas… No puedo estar más convencida de que el esfuerzo y el largo camino de aprender a tocar un instrumento merece la pena. Y es un aprendizaje que no termina jamás.

Así que… ¡disfrutad del viaje!

Inés Fernández

Profesora de Flauta de El Bosque de los Violines.

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